Chad Lawson & Ashley Jackson - Like The Stars In The Sky (Together) (Single) (2025)

El sencillo "Like The Stars In The Sky (Together)" lanzado por el pianista y compositor Chad Lawson en colaboración con la arpista Ashley Jackson, propone una atmósfera serena y contemplativa. Con una duración de 3 minutos y 7 segundos, la pieza está en la tonalidad de Re♭ mayor. Su estructura instrumental y su tono elevan la sensación de conexión íntima —una unión entre los instrumentos y los oyentes que refleja el tema del proyecto, donde la individualidad se transforma en experiencia compartida. El uso del arpa de Jackson añade destellos celestiales que evocan el título (“como las estrellas en el cielo”), mientras que la sensibilidad de Lawson teje un viaje musical que invita a la reflexión, al descanso y al fenómeno de sentirse acompañado cuando más lo necesitamos.

Chad Lawson & Ashley Jackson - Like The Stars In The Sky (Together) (Single) (2025)

01. Like Stars In The Sky (Together)

Duración total: 03:08 min.

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  1. 🌄 "Entre lagos y vientos: el verdadero valor de las cosas"

    Vivo en Aluminé, y cada primavera me recuerda que nada tiene un precio cuando el alma sabe mirar.
    El aire todavía conserva el rumor del invierno, ese soplo helado que baja de las cumbres nevadas para recordarnos que todo renace después de su propia muerte. Las retamas comienzan a florecer, el río Aluminé se agita con la fuerza del deshielo, y yo camino entre los álamos que danzan, preguntándome —como quien busca una respuesta en el reflejo del agua— qué es realmente valioso en esta vida.

    Antonio Machado tenía razón: “Solo un necio confunde valor y precio.”
    Aquí, donde la naturaleza dicta los ritmos y no los relojes, uno aprende que el valor no se mide en monedas ni en cifras, sino en la capacidad de sentir, de estar presente, de mirar sin poseer.

    El necio compra la flor, pero el sabio se sienta a olerla.
    El necio guarda la piedra preciosa, pero el sabio se deja transformar por su silencio.
    El necio corre detrás del tiempo, pero el sabio se queda quieto, y deja que el tiempo pase a través de él como el viento entre los pinos.

    A veces, cuando el sol se esconde detrás de los cerros y el cielo se pinta con ese azul profundo que parece contener un secreto, cierro los ojos y escucho.
    Escucho el murmullo de la tierra.
    Escucho el suspiro de los animales que despiertan al atardecer.
    Escucho mi propia respiración, ese eco que me recuerda que estoy vivo, que sigo aquí, que sigo buscando.

    En esos instantes me doy cuenta de que el valor está en lo invisible: en el gesto amable, en el perdón que nunca se dice en voz alta, en el silencio compartido con alguien que entiende sin palabras.
    Aquí, en el corazón de la Patagonia, cada cosa tiene un espíritu. La piedra no es solo piedra; el agua no es solo agua. Todo está vivo, todo guarda una enseñanza.

    El pueblo mapuche, cuya sabiduría aún respira en estas tierras, dice que cada ser tiene un newen, una energía que lo anima. Y cuando caminamos con respeto, ese newen nos reconoce.
    Tal vez por eso la vida aquí enseña a mirar con humildad. Uno aprende que lo importante no se acumula, sino que se ofrece. Que la abundancia verdadera no está en lo que se tiene, sino en lo que se comparte.

    Cuando comprendemos esto, dejamos de vivir para impresionar y empezamos a vivir para agradecer.
    La primavera en Aluminé es un recordatorio silencioso: cada brote que rompe la tierra lo hace sin pedir aplausos. Cada ave que regresa lo hace sin promesas. Todo florece porque la vida no puede hacer otra cosa que seguir, renacer, insistir en su belleza.

    Y yo, en medio de este paisaje que parece soñar con los ojos abiertos, entiendo que el valor es eso: la fidelidad del alma a su propio ritmo.
    No el éxito, no el reconocimiento, no el oro ni los halagos… sino la quietud serena de quien sabe que está donde debe estar, haciendo lo que su espíritu le dicta.

    Quizás esa sea la enseñanza más profunda que estas montañas guardan para quien se detiene a escucharlas:
    Que el verdadero viaje no es hacia afuera, sino hacia adentro.
    Que el misterio no está en lo que buscamos, sino en la mirada con la que buscamos.
    Y que la vida, cuando se la vive desde el corazón, deja de ser una carrera y se convierte en un canto.

    Así, cuando cae la noche y el crepúsculo tiñe de violeta los lagos, siento que el espíritu me lleva —como la música— a lugares insospechados, más allá del tiempo y del miedo.
    Allí donde todo valor es eterno, y todo precio… se disuelve como el eco de una hoja al caer.

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