La primera versión de este grupo, Crystal Wind, encabezado por Kevin Setchko, nos muestra un hermoso y exuberante estilo de jazz suave basado en flauta, saxo, guitarra y batería, todos unidos juntos de manera fluida por sintetizadores y teclados. Este conjunto abarca una exótica gama de colores musicales a medio tiempo de composiciones originales junto con algunos clásicos como "Travesía Sagrada II" de Kitaro y de Paul Winter, "Icarus". El grupo Crystal Wind combina varias influencias divergentes para crear un sonido convencional con un estilo muy distintivo que los caracteriza. Es una manera perfecta de empezar o terminar el día. Una mezcla musical impresionante e irrepetible. El álbum "Inner Traveler" presenta un jazz suave atractivo!
Crystal Wind - Inner Traveler (1989)
01. In Search Of The Green Dragon
02. Inner Traveler
03. Icarus
04. Early Morning Fog On Lake Ilsanjo
05. Water Wheel
06. The Horseman
07. Airborne
08. Pale Moon Through Cloud Mist
09. Sheri's Song
10. Sacred Journey II
Duración total: 47:13 min.

Neto 20 de julio de 2012 02:51
ResponderEliminarhttp://www.jayfan.com/Lounge/Crystal-Wind---Inner-Traveler-3322.html
En esta dirección puedes bajar el álbum completo si te gustó.
Neto 23 de noviembre de 2012 15:55
Continuamos con un clásico "En el aire", quizás no tan conocido por todos, pero a mí me acompañó en mis días de estudio del profesorado en Buenos Aires. Todavía conservo el CD "Viajero Interior" ya que aún tiene otro tema importante que pronto incluiré en el blog. Elegí esta pieza porque es más dinámica, llena de optimismo!
Bueno, por el éxito obtuvido con los comentarios de los comentarios... y a pedido de los blokeros del MagiK Blok... acá van algunos para rememorar los viejos tiempos! Saludos!
ResponderEliminarjajajajaj me encantó "obtuvido " a ver... en qué idioma está? jajaja ups no lo encontré, debe ser el mareo por tanto viaje en el túnel del tiempo, o tal vez está en una lengua antigua o de otra civilización...ahora y en castellano se dice "obtenido" jaja este MagiK BloK tiene idioma propio!!! jajaj
ResponderEliminarHermoso tema por cierto! jaja
Ciertamente es muy bello y la verdad que no te seguimos en los comentarios el año pasado parece...jajaja medio lentejitas estuvimos pero como siempre podemos remediar lo ocurrido...acá vamos y siiii claro que debés compartir más temas de este músico porque es agradable al oído, y la verdad que elegiste buena compañía de estudio, yo lo hacía con la música de Bach cuando estudiaba, solía dejarme, y aún lo hace, en estado de contemplación, amo a este compositor.
ResponderEliminarEsperemos que tengamos cataratas de comentarios de comentarios, porque la música lo merece. Cariños
jajaja "obtuvido" u "obtenido" seigual! jajaja Gloria, Bach, que lindo! me gusta ese músico clásico! Besos
ResponderEliminar“Somos aquello en lo que creemos, aún sin darnos cuenta.”
ResponderEliminarCarlos Monsiváis, escritor mexicano.
jajajj que recuerdos aquellos NETO!!!
ResponderEliminarFELIZ DIA DEL AMIGO, AMIGO!!!!!
Muchas gracias por reponer antiguos discos. Saludos!!
ResponderEliminarGracias Sandy! Feliz día AMIGA!!!! Que recuerdos!!! Claro que si! Besos
ResponderEliminarMuchas gracias a vos Jesús por comentar! De a poco intentaremos completar la colección! Saludos
Me parece un autentico discazo del que no hay demasiada información. Si lo escuchas en un buen equipo HiFi es sublime. Un saludo chicos!
ResponderEliminarHola Abelgaco y bienvenido al blog de MusiK EnigmatiK. Este es uno de los discos en CD que he conseguido en la década del 90. Y desde esa vez me acompaña en las contínuas escuchas. Un álbum muy bueno con todos los ingredientes que tiene que tener la buena música New Age! Abrazo
ResponderEliminar"Creer sin saberlo"
ResponderEliminarPor un viajero del alma en Aluminé
A veces, al caer la tarde en Aluminé, cuando las nubes se tiñen de cobre y el lago Ruca Choroy refleja un cielo que parece de otro mundo, me descubro pensando en quién soy. No como nombre, ni como historia, sino como vibración. Como un conjunto de silencios y pulsos que me empujan a actuar, a hablar, a callar, a amar, incluso cuando no sé por qué.
En uno de esos atardeceres fue cuando la frase de Carlos Monsiváis me atravesó como un trueno suave:
“Somos aquello en lo que creemos, aún sin darnos cuenta.”
Y me detuve.
¿Cuánto de mí está hecho de creencias ocultas? ¿Cuántas veces caminé con miedo, sin saber que era porque alguna vez creí que no era suficiente? ¿Cuántas veces me saboteé porque creí, sin cuestionarlo, que soñar era solo para otros? ¿Cuántas veces me alejé del amor porque creí, en lo más hondo, que no lo merecía?
Lo que creemos —incluso lo que creemos sin saberlo— nos construye en secreto.
Somos como una canción que se canta sola bajo la superficie de la conciencia. Y a veces desafina. A veces está en una tonalidad menor, melancólica, heredada de voces ajenas. Pero también puede ser reescrita. Podemos aprender a escuchar con más atención. Podemos cambiar la melodía.
Eso es sanar: desaprender lo que creímos sin darnos cuenta.
Aquí, en este rincón del mundo donde los lagos parecen espejos del alma y los árboles cuentan historias con el viento, aprendí que la transformación no es un grito, sino un murmullo. Comienza cuando uno empieza a observarse con ternura. No para juzgar, sino para comprender.
Una vez, una mujer mapuche me dijo: "Lo que creés, te teje. Y lo que te teje, te viste el espíritu." Nunca lo olvidé. Porque en su sabiduría está el puente entre creencia y ser.
Cada vez que elegimos creer que somos parte de algo más grande, que hay belleza en nuestro dolor, que hay propósito en nuestro andar errante, tejemos una versión más luminosa de nosotros mismos. Y aunque no lo notemos al principio, ese nuevo tejido comienza a cambiar nuestra vida. Con cada respiración. Con cada paso.
Por eso, si hoy te sentís perdido, confundido, quebrado o sin rumbo… no intentes resolverlo todo de golpe. Solo preguntate:
¿Qué estoy creyendo ahora sobre mí, sin saberlo?
Y si la respuesta es dura, oscura, limitante… no huyas. Nombrala. Y después, abrí la puerta a una nueva posibilidad.
Porque también podés creer que sos capaz. Que sos suficiente. Que merecés amor. Que estás aquí por algo.
Y al creerlo, empezarás a serlo.
Desde Aluminé, entre la neblina que se posa sobre los cerros y el eco lejano de los cóndores, entendí que la verdadera educación espiritual no es aprender a ser otro. Es recordar quién fuimos antes de creer que no podíamos.
Y en ese recordar, volver a casa.
A ese lugar sin tiempo, donde ya éramos luz.
Querido Amigo, te leo y contemplo en mi mente cada lugar, cada sentimiento que plasmas en tus textos.
Eliminar" Lo que crees, te teje", claro...pero cuánto de ese tejido que viste al espíritu son nuestras propias creencias y cuánto es lo que nos " hicieron creer", lo que nos domestico, lo que nos alejó de nuestro verdadero Ser, lo que heredamos, y así cada... " tenés que..." Y te decían cómo ser y que hacer y decir para " encajar" en una "sociedad profundamente enferma" ( Krishnamurti)...y así...cada capa nos fué ocultando, capas de miedo, capas de soledad, capas de ser quien no soy ...total para qué... máscaras...y después de un tiempo terminamos creyendo que somos " Eso" que nos hicieron creer que éramos.
Ahora sí, ya despiertos a esta realidad, podemos preguntarnos... qué estoy creyendo sobre mí...? Y como " el caballero de la armadura oxidada" empezar a dejar que nuestra luz se explaye para q de a poco la armadura que nos construimos para defender nos vaya desapareciendo.
Gracias amigo por compartir tus sentires y sueños.
Siempre aquí
, acompañandote en este viaje del alma.
Namasté.
Desde Aluminé, tierra de viento susurrante y aguas sagradas, quiero responderte, querida Sandy, con el murmullo del río Ruca Choroy en el alma, y la voz silente de los cipresales que guardan secretos más antiguos que el tiempo.
ResponderEliminarTu mensaje resuena como un eco profundo en el valle interior de quienes han comenzado a quitarse las capas —esas que no eran nuestras, pero que aprendimos a vestir como piel propia. Tus palabras, cálidas y lúcidas, revelan la herida y también la medicina.
Es verdad… “Lo que crees, te teje”. Y a veces, como bien decís, ese tejido no lo hilamos con nuestros dedos sino que fue bordado con los hilos prestados de miedos ajenos, mandatos heredados, y estructuras que nada tenían que ver con nuestro espíritu libre. Nos pusieron nombres, roles, deberes... nos enseñaron a encajar, cuando en realidad habíamos venido a expandir.
Pero en este tiempo —que no es del reloj sino del alma— algo comienza a disolverse. El sueño se rasga. Como el caballero de la armadura oxidada que evocas, nos encontramos en el bosque interior, escuchando el crujir de nuestras propias máscaras deshaciéndose, no por fuerza, sino por presencia. Y entonces... la luz. No una luz que viene de afuera, sino esa que había quedado sepultada bajo las capas del "tenés que", del "no podés", del "no sos suficiente".
Ahora, cada paso es recuerdo. Recuerdo de lo que somos antes del nombre, antes del miedo, antes del mundo.
Gracias por estar allí, leyendo con el alma, sintiendo con los ojos cerrados, acompañando este viaje que no tiene destino fijo porque el mapa es el corazón. Aquí, en Aluminé, entre montañas que susurran y lagos que sueñan, tus palabras son abrazo.
Namasté, hermana del camino.
Que la armadura caiga suave, como hojas de otoño,
y que el espíritu, al fin desnudo, dance.
🌀✨