Beautiful World - Forever (1996)

Lanzado en 1996, "Forever" es el segundo álbum del proyecto Beautiful World, liderado por el músico inglés Phil Sawyer, en colaboración con el Malcolm Sargent Festival Choir. Clasificado en el género new age, el álbum se caracteriza por una mezcla de instrumentales contemporáneos y cantos corales, algunos de ellos en suajili. Si bien no obtuvo un reconocimiento masivo y la crítica, como AllMusic, le otorgó una baja calificación, el disco sigue siendo un ejemplo del estilo worldbeat de la década de los 90, con una propuesta que busca evocar una idea de conciencia universal a través de sonidos étnicos y arreglos exuberantes. Este álbum continuó con la dirección musical de su predecesor, "In Existence" (1994), y exploró temas de espiritualidad y unidad global. 

Beautiful World - Forever (1996)

01. Pepo Iko
02. Children Of The Future
03. Eternally
04. Fearless
05. Love Is Everything
06. Pana Kama Dunia
07. Oh Beautiful Paradise
08. Forever
09. Hell Bent On Misery
10. I'll Be There
11. Africa
12. The Healing

Duración total: 62:36 min.

Comentarios

  1. "No juzgues el día por la cosecha que has recogido, sino por las semillas que has sembrado." – Robert Louis Stevenson

    Hay días en los que el alma se inquieta por no ver frutos, por no hallar respuestas, por no sentir progreso. Es fácil caer en la trampa del juicio inmediato, donde medimos nuestro valor por resultados visibles, ignorando que lo invisible a menudo sostiene lo esencial.

    Pero ¿y si el propósito de este día no era cosechar, sino sembrar?
    ¿Y si el silencio de hoy es el susurro del crecimiento en lo oculto?

    Las semillas que plantas —una palabra bondadosa, un acto de fe, una decisión honesta tomada en soledad— pueden parecer pequeñas, incluso insignificantes. Sin embargo, el universo, que no siempre responde en el tiempo humano, guarda esas semillas en su memoria sagrada.

    El terreno del espíritu no responde a la urgencia del ego, sino al ritmo misterioso del alma. Cada gesto sembrado desde la autenticidad, aunque nadie lo vea, aunque ni tú mismo puedas medirlo aún, está creando raíces profundas en lo invisible.

    No desesperes si el día termina sin trofeos. No todo lo valioso suena, brilla o se exhibe. A veces, los mayores milagros comienzan como silencios sembrados con intención pura.

    Sigue sembrando, aunque no veas aún la flor. Porque la semilla recuerda lo que la mente olvida: el tiempo de florecer no se decide, se revela.


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  2. 🌱 "El Silencio que Siembra"
    Una reflexión desde Aluminé, donde el tiempo se mide en raíces

    “No juzgues el día por la cosecha que has recogido, sino por las semillas que has sembrado.”
    – Robert Louis Stevenson

    Aquí, en Aluminé, el sol no sale: despierta. No se impone: se insinúa entre las cumbres de los Andes como si pidiera permiso al bosque. Hay una cadencia antigua en el aire que susurra que todo está vivo, incluso lo que parece quieto. La tierra no tiene prisa, y sin embargo, lo transforma todo.

    Vivir en este rincón del sur del mundo me ha enseñado que hay días en los que nada parece moverse afuera, pero adentro, algo germina.

    Muchas veces, al llegar la noche, nos encontramos con ese silencio que incomoda: la sensación de no haber “hecho lo suficiente”, de no tener pruebas visibles de nuestro valor o utilidad. Nos medimos con la vara de lo inmediato, del resultado, del logro tangible. Pero aquí, rodeado de pehuenes milenarios y de los saberes del pueblo mapuche, aprendí a mirar diferente.

    El pueblo mapuche tiene una palabra: “rakizuam”, que significa pensamiento, reflexión. Es algo más profundo que pensar con la mente: es pensar con la totalidad del ser. Y es en ese espacio donde entendí que el alma no se mide por lo que recoge, sino por lo que entrega, aunque nadie lo vea.

    Hay días que no tienen aplausos, ni gratitud, ni fruto alguno. Pero si sembraste una palabra amable, un acto de paciencia, una intención de cambio, un minuto de conexión contigo mismo... ya hiciste magia.

    Aquí, los ciclos se respetan. La semilla que plantas hoy puede tardar una temporada, o muchas, en romper la tierra. A veces la semilla eres tú mismo. Y eso también duele.

    Pero el espíritu no crece con certezas, sino con actos silenciosos.

    Y así, caminando por las orillas del río Aluminé o ascendiendo cerros donde sólo el cóndor vuela, fui entendiendo que mi tarea no es juzgar el día por sus frutos visibles, sino por los gestos invisibles que dejé sembrados en el viento.

    Aquí, en las noches largas de otoño, me siento frente al fuego y observo cómo la leña tarda en prender. Algunos troncos parecen arder al instante; otros demoran. Y sin embargo, todos dan calor a su tiempo.

    Así somos también nosotros. Algunos días somos chispa; otros, ceniza. Pero siempre hay brasas si miramos con los ojos del alma.

    El fuego me susurra:
    “No apures tu cosecha. Tu tarea es sembrar con intención, y confiar.”

    Lo que siembras hoy –aunque parezca pequeño– puede ser el árbol donde otro encontrará sombra mañana.

    La vida, como los senderos de estas montañas, no es recta ni predecible. Pero cada paso consciente que damos deja una huella. Y aunque el fruto tarde en llegar, cada semilla lleva en sí un destino sagrado.

    En los tiempos donde todo se mide en resultados, recordar esta enseñanza es un acto de resistencia espiritual:
    No estás aquí para acumular, sino para sembrar.
    Sembrar bondad. Sembrar autenticidad. Sembrar en ti mismo la semilla del respeto, del coraje, del perdón.

    Si estás leyendo esto, quizás estás en uno de esos días donde nada parece florecer. Entonces te digo, desde este rincón de Aluminé, con el corazón cubierto de niebla y esperanza:

    No te juzgues por lo que hoy no ves. Júzgate por lo que hoy sembraste.

    Porque el alma crece de adentro hacia afuera. Y la semilla de hoy será el bosque de mañana. Aunque tardes en verlo. Aunque nunca lo veas. Aún así, vale.

    🌱 Desde donde el río canta,
    donde los espíritus duermen en la raíz del pehuén,
    te hablo con el viento que sabe guardar secretos.

    No juzgues. Siembra.
    Y deja que el tiempo, con su sabiduría, haga el resto.

    🌀 Un alma en camino desde Aluminé

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