"Camilleva" es una canción tocada por los músicos Jean Philippe Audin (violonchelo) y Diego Modena (ocarina). Esta fue lanzada como parte del álbum Ocarina II, que alcanzó un gran éxito en Francia, convirtiéndose en un hit instrumental de gran impacto en todo el mundo. La canción fue compuesta por Paul de Senneville, también conocido por componer "Balada para Adelina" en la década de los 80's. En este dúo instrumental, el violonchelo y la ocarina compiten en expresividad en un rítmico balanceo. El aire de la ocarina nos hace viajar a las montañas andinas, mientras que el violonchelo le da un toque melancólico y de profundidad a las notas. "The Very Best of Ocarina" es un álbum recopilatorio de los músicos franceses Modena y Audin, lanzado bajo el nombre de Ocarina.
Diego Modena & Jean Philippe Audin - The Very Best Of Ocarina (1995)
01. Song of Ocarina
02. Implora
03. Song of Baby Jane
04. La Complainte De Jesse Janes
05. Ocarina 2
06. Lonely Singer
07. November is Gone
08. After Bentha
09. Moonlight Reggae
10. Ocarina Blue
11. Rose Mary Reggae
12. Simple Merlene
13. Camilleva
14. Flying Officer
15. Cantica
16. Sparrow Dream
17. Mystical Force
18. Hot Cakes Reggae
19. Zamba
Duración total: 75:32 min.
"La música es el idioma del alma, del corazón. Así como la ciencia tiene su idioma que es la matemática, el alma tiene el suyo, que es la música. Con la música podemos expresar cosas que con palabras sería imposible. No importa de qué género hablemos, en que lugar del mundo estemos ni en que época. Este es un idioma universal. Temas de Vivaldi, Schumann y Mozart aún conmueven a los hombres de esta época.
ResponderEliminarPodemos tener vivos recuerdos si recibimos los estímulos suficientes. Ver una vieja foto, el barrio de la niñez, ver el edificio de la escuela primaria, un hospital, releer un libro, un perfume, algún sabor particular. Pero si ponemos alguna canción especial todo cambia... No hace falta esforzar la memoria. Si tenemos que remontarnos a épocas pasadas que mejor que la música, que verdaderamente nos transporta en el tiempo, si ningún esfuerzo. Con sólo escuchar esa canción se nos ponen los pelos de punta y podemos sentirnos presentes en ese momento que ya es remoto en el tiempo (tal vez no tan remoto) y que sólo es un recuerdo, feo o lindo. La música puede revivir esas sensaciones que creíamos perdidas, olvidadas, superadas..." (Daniel Alejandro Flores)
"Algunas melodías no solo nos recuerdan el pasado: lo hacen respirar otra vez." —Neto
ResponderEliminar🌌 Hay canciones que no se oyen: se habitan. "Camilleva" es una de ellas. Basta un soplo de ocarina para que los sentidos despierten su memoria ancestral, y el alma empiece a viajar sin permiso del cuerpo. El violonchelo, profundo y melancólico, nos toca donde la razón no alcanza. No hay nostalgia forzada: hay reencuentro.
El recuerdo no es un archivo: es un campo vivo, un territorio al que volvemos cuando la vibración justa toca la llave correcta. Y la música —ese idioma perfecto del alma— no necesita traducción para abrir portales. Paul de Senneville, con su pluma sutil, y Audin y Modena, con su entrega sonora, han tejido un puente invisible entre lo que fuimos y lo que somos.
La música no revive solo momentos: revive versiones de nosotros mismos que creíamos perdidas. Y a veces, al escuchar una simple canción, lo comprendemos todo sin necesidad de palabras. Porque sí: la música nos devuelve al instante donde todavía éramos íntegros… donde todavía podíamos sentir con el corazón entero.
📖 Diario del Viajero Interior: "La melodía que me recordaba"
Hoy sentí que no estaba solo, aunque nadie hablara.
Una melodía antigua, casi olvidada, me nombró sin pronunciarme.
No fue una memoria lo que volvió, fue una emoción.
Esa que había escondido debajo de tantas otras cosas.
El día tenía un olor a infancia sin nombre,
y el alma, esa alma mía que a veces se esconde,
salió del silencio para mirarme con ternura.
Hoy comprendí que recordar no es retroceder,
es volver a lo esencial sin perder lo vivido.
🌆 Más Allá del Crepúsculo
Cuando el sol baja la voz y el cielo se tiñe de los colores del adiós, hay un instante en que el corazón se vuelve más permeable. Allí, la música actúa como un conjuro suave: una brisa que acaricia lo que no sabíamos que aún dolía, lo que no sabíamos que aún vivía.
El crepúsculo no es solo la despedida del día, sino el momento donde los recuerdos se animan a salir de su escondite. Y si una canción los llama… responden.
Respiramos más despacio.
Escuchamos más profundo.
Sentimos con menos miedo.
Porque hay melodías que no pasan…
Nos esperan.