Flying Fish - Myristica - Waiting For Yesterday (2014)

Mei-Ling Grey, es la artista que se esconde tras Myristica, un apodo artístico inspirado por un árbol de Asia tropical cuyo fruto es la nuez moscada. La música de Myristica está influenciada por el sol, la luna, las estrellas, la vida, el amor, el universo y aquellas cosas que colman el corazón de paz. Myristica tuvo el gran placer de descubrir el piano, enamorándose de los sonidos que rodeaban sus oídos mientras acariciaba suavemente las teclas. Desde ese día, la música ha estado muy presente en su vida. "A la Espera del Ayer" es dedicado a su padre, quien pasó muchos años en el mar. Este álbum es la interpretación musical de sus recuerdos como un joven marinero, a miles de kilómetros de casa.

Comentarios

  1. Bien! Vamos avanzando! Y en esta oportunidad le toca el turno al mar... y una preciosa pieza musical que nos permite cerrar los ojos y contemplar el nado de un pez volador por el extenso oceáno! Magnífico!

    Una nueva artista, que ya va por su cuarto trabajo y que estrenamos en el blog! A disfrutarlo con el corazón!

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  2. SIIII el MAR , siempre presente y bello !! Me enamora este tema, la imagen del pez volador..... cuánto misterio tienen el mundo marino y sus criaturas, como tambien los hombres de mar.... mmmmm cautivante y enigmatiKo tema!!! ><((((º> ><((((º>
    GRACIAS Neto!

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  3. “Normalmente vives seguro tras los muros de tu propio ego. Te agrada la seguridad de tu refugio, tu invulnerabilidad. Con el amor se resquebrajan los muros, por lo menos temporalmente. Quedas expuesto y vulnerable, tal como lo temías, pero la emoción abrumadora del amor te hace vivir el éxtasis, y no una sensación dolorosa como pensabas. En el mejor de los sentidos, enamorarse significa compartir lo desconocido con otra alma, estar dispuestos a marchar juntos hacia la sabiduría de lo desconocido”.
    Para los magos no hay un amor elevado y otro más bajo —ése es el lenguaje de los juicios, y los magos no juzgan. “Si tu enemigo te insulta”, dijo Merlín, “ése es un acto de amor. El impulso del amor se forjó en el corazón de tu enemigo, pero se convirtió en odio al pasar por el filtro de la memoria. Las experiencias pasadas distorsionan el impulso del amor en el momento en que brota hacia la superficie, pero lo que no debes olvidar es que toda expresión podría ser de amor si pudieras verla como es originalmente”.

    “¿Es posible construir un puente entre el tipo de amor que sentimos los mortales y el que sientes tú?”, preguntó Arturo.

    “No es necesario construir puente alguno puesto que el amor es uno solo”, replicó Merlín. “El amor personal que sientes por otra persona es una forma concentrada del amor universal; el amor universal es una forma ampliada del amor personal. Puedes experimentar ambas formas a plenitud, si te lo permites”.


    Para Vivir la Lección.

    En cierta medida, todos nos enamoramos de imágenes. Llevamos esas imágenes dentro de nosotros, esperando encontrar su equivalente en el mundo externo. Por lo general buscamos a alguien para reflejar nuestra propia imagen o para repararla. Un tipo de amor busca un espejo, mientras que el otro trata de encontrar una pieza faltante. En ambos casos hay una sensación subyacente de necesidad. Al sentirnos incompletos tratamos de reforzar nuestras carencias a través de otra persona.

    “Si deseas sentir el amor tal como lo siente Dios, debes llenar todos tus vacíos, porque Dios solamente puede amar a partir del estado de plenitud”, aconsejaba Merlín. Ser el amante perfecto implicaría no tener ninguna debilidad o herida secreta que queramos que alguien nos remiende. El primer paso es indagar cuáles son nuestros vacíos y el segundo es llenaremos con el Ser o la esencia. Este proceso suele denominarse aprender a amarnos a nosotros mismos, aunque hay que tener cuidado con ese término. Muchas veces se lo toma como sinónimo de aprender a amar la imagen que cada uno tiene de sí mismo. A los ojos del mago, la imagen de uno mismo no es otra cosa que el ego; es la negación tras la cual se oculta el vacío de nuestras carencias.

    Sería más acertado decir que el verdadero proceso de aprender a amarnos a nosotros mismos es aprender a amar nuestro Yo, es decir, nuestro espíritu. Si miramos honestamente nuestro pasado, que llevamos almacenado en forma de miles de recuerdos, siempre encontraremos una mezcla — algunas experiencias pueden haber despertado amor por nosotros o por los demás, y muchas otras no. No es posible convertir en amor los recuerdos de vergüenza, culpabilidad, rechazo, odio, resentimiento y otros sentimientos de desamor. Esas imágenes son lo que son. Es preciso aceptarlas y acercarnos al Yo en un plano más elevado, sin conexión alguna con la memoria.

    Lo único que logra la memoria es aprisionarnos dentro de un sentido asfixiante de nuestro pasado personal. Más allá de la memoria está la experiencia silenciosa de Ser, la consciencia simple sin contenido. Esa es la región del amor, el lugar de nuestro yo, al cual ingresamos a través de la meditación. Existen muchos tipos de meditación; su tradición, tanto en Oriente como en Occidente, se basa en el principio de que todos tenemos un núcleo de Ser o esencia al cual es posible llegar. El acceso no se logra a través del pensamiento o del sentimiento. En realidad, meditar es entrar directamente en la región silenciosa interior.

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