El álbum "Oracle" de Michael Hedges representa un regreso contundente a su virtuosismo en guitarra acústica, luego de algunas incursiones más vocales y electrónicas; en él, Hedges explora nuevamente las texturas minimalistas del instrumento, pero con una madurez compositiva que trasciende lo técnico. Gran parte del álbum está dedicada a piezas instrumentales que oscilan entre la sutileza lírica y el ritmo incisivo, y que se apoyan en una guitarra artesanal que le fue retornada tras ser robada años antes, lo que añadió una dimensión emocional y simbólica al proyecto. "Oracle" fue galardonado, lo que reconoce su impacto y consistencia: un hito en la obra de Hedges, que conjuga introspección, técnica refinada y una renovada autenticidad sonora.
Michael Hedges - Oracle (1996)
01. The 2nd Law
02. Ignition
03. Baal T'shuvah
04. Dirge
05. Jitterboogie
06. Oracle
07. Gospel
08. Tomorrow Never Knows
09. Theme From Hatari!
10. Aura Müünta
11. Jitterboogie (family version)
12. Sofa No. 1
13. When I Was 4
14. What Child Is This
Duración total: 44:00 min.
01. The 2nd Law
02. Ignition
03. Baal T'shuvah
04. Dirge
05. Jitterboogie
06. Oracle
07. Gospel
08. Tomorrow Never Knows
09. Theme From Hatari!
10. Aura Müünta
11. Jitterboogie (family version)
12. Sofa No. 1
13. When I Was 4
14. What Child Is This
Duración total: 44:00 min.
🌒 "Más Allá del Viento: Esperanza Desde Aluminé"
ResponderEliminarPor un alma entre montañas
Aquí, donde el cielo baja a besar los lagos y el viento susurra secretos antiguos entre los pehuenes, la vida tiene otro ritmo. No hay relojes que impongan su tiranía, sino ciclos. El del agua, el del fuego, el del silencio. Y en ese compás, uno aprende que no todo está destinado a “salir bien”. Pero sí puede tener sentido.
Viví casi toda mi vida entre las montañas de Aluminé, al oeste de Neuquén, donde el espíritu de la tierra aún conversa con quien se detiene a escuchar. Aquí, los abuelos no hablan con prisa y las historias no terminan cuando callan. Porque cada cosa sigue resonando en la memoria del viento.
Recuerdo una tarde, ya entrado el otoño, cuando el sol se filtraba entre los últimos dorados de los ñires. Caminaba con una abuela, una mujer de mirada sabia y silenciosa. Le pregunté si alguna vez tuvo miedo de que las cosas no salieran como esperaba. Se detuvo, como si la pregunta viniera de otro tiempo. Luego, recogió una piedra del río y dijo:
“No todo fluye para llegar. A veces el río no busca destino. Solo busca ser río.”
No entendí del todo, pero con los años, esas palabras se volvieron faro. Como la frase de Václav Havel que encontré tiempo después:
“La esperanza no es la convicción de que algo saldrá bien, sino la certeza de que algo tiene sentido, independientemente de cómo resulte.”
Esa es la esperanza que se cultiva aquí, en esta tierra de misterio y templanza. No se trata de sentarse a esperar milagros, ni de teñirlo todo con una sonrisa artificial. Es algo más crudo, más visceral. Como el fuego de los volcanes dormidos. Es la certeza de que, aunque la noche caiga espesa y los caminos se pierdan entre la niebla, no estás caminando en vano.
En la cosmovisión mapuche, todo tiene newen—energía vital. Incluso el dolor. Incluso la pérdida. Y cuando uno acepta eso, algo se transforma. La vida ya no es un juego de ganar o perder. Es un sendero que se honra paso a paso, con gratitud por cada enseñanza.
Yo también he tropezado. He llorado bajo un cielo sin luna. He sentido que todo esfuerzo era en vano. Pero justo en esos momentos, cuando el optimismo desaparecía, algo más profundo emergía: la esperanza de saberme parte de algo mayor.
Un árbol no florece todo el año. Pero sigue en pie, conversando con la tierra.
Un volcán puede estar dormido siglos, y aún así guarda fuego en sus entrañas.
Quizás eso somos: fuegos sagrados esperando su momento. No para brillar como espectáculo, sino para dar calor a quien también lo necesita.
Porque cuando uno encuentra sentido en su andar, aunque el final no sea glorioso, el camino sí es sagrado.
Así que si hoy te sentís perdido, sin certezas, sin rumbo claro… tal vez sea porque estás cerca del umbral.
Y recuerda: la esperanza no es el deseo de que todo mejore, sino el susurro del espíritu que dice:
“Sigue. Esto también tiene sentido.”
Desde Aluminé,
donde la esperanza no es un lujo,
sino una forma de caminar el misterio.