La 45th Anniversary Edition del icónico álbum "Autumn" de George Winston ofrece una experiencia renovada pero fiel al espíritu original: incluye todas las piezas clásicas que conforman las dos suites otoñales (“September” y “October”), más una nueva composición inédita titulada “Autumn Longing”. En su grabación de 1980, Winston gestó su estilo de “rural folk piano”, donde cada melodía sugiere el cambio de estaciones, la quietud del paisaje y la melancolía contenida del paso del tiempo. “Autumn Longing” invita a explorar una dimensión sonora nueva dentro del mismo universo introspectivo y visual. Esta versión es una oportunidad para reencontrarse con su atmósfera otoñal y descubrir matices inesperados; además, es una magnífica puerta de entrada al legado emocional de Winston.
George Winston - Autumn (45th Anniversary Edition) (2025)
01. Colors / Dance
02. Woods
03. Longing Love
04. Road
05. Moon
06. Sea
07. Stars
08. Too Much Between Us
09. Autumn Longing
Duración total: 55:30 min.
01. Colors / Dance
02. Woods
03. Longing Love
04. Road
05. Moon
06. Sea
07. Stars
08. Too Much Between Us
09. Autumn Longing
Duración total: 55:30 min.
"Donde el Río Susurra Gratitud"
ResponderEliminarPor un alma errante de Aluminé, para MusiK EnigmatiK
A veces me preguntan por qué decidí quedarme a vivir en Aluminé, este rincón de la Patagonia donde el viento parece susurrar secretos antiguos y los atardeceres pintan enigmas en el cielo. La verdad es que no lo decidí del todo: fue más bien Aluminé quien me eligió. Y en ese misterio, aprendí algo que cambió mi vida: la gratitud no es un acto; es un estado del alma. Una vibración. Una forma de ver el mundo. Como bien dijo Chesterton: “La gratitud es la felicidad multiplicada por el asombro.”
Cada mañana, cuando la bruma se levanta del río y los primeros rayos de sol tocan la copa de los cipreses, me siento como si la vida me susurrara un poema sagrado. No importa si la jornada será difícil, si hay cosas pendientes, heridas abiertas o silencios que pesan: esa primera luz basta. Porque el asombro —ese temblor suave del alma ante lo inexplicable— multiplica todo lo bueno. Lo convierte en milagro.
Vivimos en una época donde se mide todo: el éxito, la productividad, incluso la felicidad. Pero el asombro no se mide. Se vive. Se deja entrar. Y cuando uno aprende a abrirle la puerta, descubre que hasta el dolor puede tener belleza. No lo digo desde una espiritualidad ingenua, sino desde un aprendizaje áspero. He tenido pérdidas. He atravesado noches donde ni el fuego ni los abrazos alcanzaban. Pero incluso en esa oscuridad, cuando salía a mirar las estrellas sobre el Lago Ruca Choroy, algo dentro de mí decía: “Estás aquí. Sigues respirando. Aún puedes asombrarte.”
La gratitud no llega cuando todo va bien. Llega cuando te detienes en medio del caos y eliges mirar una hoja dorada flotando en el agua, una sonrisa inesperada, una melodía que brota del silencio. Ahí ocurre la magia. Ahí, la tristeza no desaparece, pero cambia de forma. Se vuelve puente, no obstáculo.
MusiK EnigmatiK siempre ha sido un refugio para quienes buscan algo más allá del ruido: un viaje con el espíritu hacia lo indescifrable. Yo lo he sentido así. Y por eso, escribo esto: para recordarte que puedes comenzar hoy, en este instante, a entrenar el asombro. No necesitas venir a Aluminé (aunque te recibiría con mate y pan casero), solo necesitas detenerte. Respirar. Preguntarte: ¿Qué hay aquí que pueda agradecer, incluso si no lo entiendo?
La respuesta no siempre llega en palabras. A veces es un escalofrío, una lágrima, un silencio lleno de sentido. A veces es solo una nota musical que vibra dentro tuyo, como si alguien —quizá tu yo más profundo— estuviera tocando un instrumento invisible hecho de memorias, sueños y posibilidades.
No hay fórmula, pero sí un camino: vivir cada día con la intención de ver más allá de lo evidente. Dejar que lo cotidiano te sorprenda. Volver a ser aprendiz del mundo, como cuando éramos niños y todo era nuevo, vasto e inabarcable. Porque lo sigue siendo. Solo que olvidamos cómo mirar.
En estos valles del sur, aprendí que la gratitud no depende de tenerlo todo resuelto. Es más bien la decisión de abrazar lo que hay con ojos maravillados. Y desde ahí, comenzar a sanar, a crecer, a crear.
Ojalá esta reflexión, nacida entre montañas y lagos, te alcance justo donde estás. Y que al leerla, sientas un leve temblor en el pecho. No es otra cosa que tu espíritu recordando su capacidad de asombro. Y desde ahí, multiplicando tu felicidad.
MusiK EnigmatiK: Un viaje con el espíritu que nos transporta a lugares insospechados más allá del crepúsculo.