El álbum "The Grand Piano Spa" de Darlene Koldenhoven constituye un refugio sonoro de serenidad que brota del aislamiento impuesto por la pandemia de 2020, cuando la artista habitualmente reconocida por su voz decidió explorar su faceta pianística. En este primer álbum íntegramente de piano solo, Koldenhoven presenta nueve piezas originales —una mezcla de composición e improvisación— donde cada nota fluye con sensibilidad, como si invitara a un instante de pausa y contemplación. Así, el disco se despliega en una atmósfera íntima y envolvente, permitiendo que el piano acaricie el silencio. “The Grand Piano Spa” revela una nueva dimensión de Darlene Koldenhoven y demuestra que, al despojarse de voces y coros, su piano puede hablar con igual elocuencia y emoción.
Darlene Koldenhoven - The Grand Piano Spa (2021)
01. Wisteria
02. Into the Light
03. Delphi's Dream
04. Quiet Read
05. Spring Dance
06. Reverie
07. Soliloquy
08. Clover Fields
09. Simple Life
Duración total: 37:08 min.
01. Wisteria
02. Into the Light
03. Delphi's Dream
04. Quiet Read
05. Spring Dance
06. Reverie
07. Soliloquy
08. Clover Fields
09. Simple Life
Duración total: 37:08 min.
🌄 “Allí donde canta el viento: Una reflexión desde Aluminé”
ResponderEliminar“Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa.” – Mahatma Gandhi
Desde lo profundo del sur argentino, donde la cordillera comienza a hablar en susurros y los ríos danzan como venas de la tierra, Aluminé no es solo un lugar: es un estado del alma. Aquí, rodeado por lengas, ñires y el viento que conoce el idioma de los antiguos, uno aprende a escuchar el silencio. Un silencio lleno de mensajes.
En este rincón del mundo, el tiempo se arrastra distinto. Las estaciones no solo cambian la temperatura, cambian el espíritu. La primavera, por ejemplo, no irrumpe: despierta. Como lo hace uno mismo, cuando empieza a comprender que el esfuerzo —ese compañero silencioso— no es castigo, sino revelación.
El viento en Aluminé no pide permiso. Llega, se cuela por las hendijas del alma, y a veces, pareciera que quiere derribar todo. Pero no lo hace por maldad. Lo hace para recordarnos que no todo lo que se mueve dentro de nosotros es debilidad. A veces, es solo la vida queriendo reacomodarse.
Así entendí que el esfuerzo, como el viento, puede sacudirnos… pero también despejarnos.
Los antiguos mapuche que aún habitan esta tierra lo sabían. Su vínculo con el ngen, los espíritus protectores de la naturaleza, les enseñó que nada en esta vida se logra sin respeto, sin entrega, sin voluntad. Cada ceremonia, cada siembra, cada caza, era un acto sagrado porque implicaba un compromiso completo con el presente. Lo que vendría después, el resultado, no les pertenecía. Solo el acto mismo tenía valor.
Una vez, mientras compartía un mate amargo con un lonko anciano bajo un cielo que parecía pintado con acuarela, me dijo:
“El fuego más difícil de mantener no es el que está en la fogata. Es el que está adentro. Ese que no ves, pero que si se apaga, no podés hacer nada más.”
Entonces comprendí que el esfuerzo es alimento del fuego interior. No el resultado, no la aprobación, no el reconocimiento. Solo el gesto constante de intentarlo, de volverlo a hacer aunque duela, aunque no salga, aunque parezca que nada cambia.
Aquí, el río Aluminé no pregunta si lo están mirando. No se mide en likes ni en aplausos. Simplemente fluye. Siempre. Aunque haya piedras. Aunque se le crucen árboles caídos. Nunca es el mismo, pero nunca deja de ser río.
Así debemos ser también nosotros: cambiar sin dejar de ser. Avanzar, aunque no veamos la desembocadura. Comprender que la victoria no es llegar al mar, sino no dejar de fluir.
A veces, al atardecer, cuando el cielo se enciende en colores que parecen salir de un sueño, me detengo en silencio. Escucho. Siento. Reflexiono. Y en ese instante me doy cuenta: el verdadero viaje no es hacia adelante, sino hacia adentro.
Nos han enseñado a perseguir metas, a lograr, a acumular. Pero nadie nos enseñó el arte sutil de esforzarse por el simple hecho de ser fiel a uno mismo. Eso es lo que aquí, entre montañas y espíritus, he comenzado a aprender.
Gandhi tenía razón. El esfuerzo total es una victoria completa. Porque cuando uno da todo lo que es, sin reservas, sin trampas, sin atajos, entonces ya ha ganado. Aunque no lo vean. Aunque no lo celebren. Porque ha despertado.
Y despertar, en este mundo de dormidos, es un acto revolucionario.
🎶 Que la música del viento te recuerde quién eres. Que el espíritu de la montaña te inspire a seguir. Que el fuego interno nunca se apague.
Aquí, desde Aluminé… donde el alma también tiene casa.