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“Synfonia” de Joe Bongiorno es un álbum que eleva su música de piano solo al plano orquestal, en una fusión íntima de su toque personal con arreglos de gran amplitud. Compuesto, interpretado y producido por Bongiorno, y orquestado por Doug Hammer, el disco recoge melodías que ya habían captado al público en versiones más minimalistas, ahora enriquecidas con la fuerza y el color de una orquesta completa. Es un álbum que celebra tanto la sencillez emotiva del piano, como el poder evocativo de los arreglos sinfónicos, rindiendo homenaje al amor de su padre tanto por el piano como por la sinfonía, un elemento clave en la inspiración detrás de este trabajo. Es una búsqueda de significado a través del sonido, casi como si cada pieza orquestada fuese una carta para su padre.
Joe Bongiorno - Synfonia (2015)
01. Face to Face (Orchestrated)
02. Melancholy Morning (Orchestrated)
03. Love's Light (Orchestrated)
04. With You, in Spirit (Orchestrated)
05. Walk with Me (Orchestrated)
06. Feeling the Distance (Orchestrated)
07. A Candlelight Waltz (Orchestrated)
08. Once a Child (Orchestrated)
09. Your Healing Touch (Orchestrated)
10. Never Forgotten (Orchestrated)
Duración total: 46:20 min.
01. Face to Face (Orchestrated)
02. Melancholy Morning (Orchestrated)
03. Love's Light (Orchestrated)
04. With You, in Spirit (Orchestrated)
05. Walk with Me (Orchestrated)
06. Feeling the Distance (Orchestrated)
07. A Candlelight Waltz (Orchestrated)
08. Once a Child (Orchestrated)
09. Your Healing Touch (Orchestrated)
10. Never Forgotten (Orchestrated)
Duración total: 46:20 min.
🌌 Más allá del crepúsculo: Decidir es crear destino
ResponderEliminarPor un viajero del alma en Aluminé
"Es maravilloso saber que mi futuro depende de alguna manera de las decisiones que tomo a cada instante."
— Viktor Frankl
Hay una hora mágica en Aluminé, cuando el sol comienza a esconderse detrás de las montañas nevadas y los últimos rayos dorados juegan con las aguas cristalinas del río. En ese instante, el tiempo parece detenerse. Los pájaros callan, el viento se repliega en los pliegues del bosque y hasta los pensamientos se suavizan como si fueran hojas flotando río abajo.
Es allí, justo en ese umbral entre la luz y la sombra, donde la conciencia despierta.
Vivimos sumidos en la ilusión de lo inevitable, como si el destino fuera una criatura ciega que arrastra nuestros pasos sin que podamos intervenir. Sin embargo, cada tarde, sentado a la orilla del Pulmarí o caminando entre los pehuenes del cerro Batea Mahuida, algo en mí murmura que no es así. Algo —o alguien— en mi interior me susurra que yo elijo, que yo puedo, que yo soy parte del diseño sagrado de mi vida.
Cuando Frankl escribió que el futuro depende de las decisiones que tomamos a cada instante, no hablaba desde la comodidad. Lo decía desde la profundidad de un alma que enfrentó el horror más oscuro del ser humano, y aun así encontró libertad en lo único que no le podían quitar: su capacidad de decidir cómo responder.
Esa es la enseñanza que vibra en los rincones más secretos de la naturaleza de este rincón patagónico. Aquí, todo lo que vive, elige. El árbol elige inclinarse hacia el sol, la flor elige abrirse a pesar del frío, el río elige su cauce aún cuando la piedra lo desafía. Y yo, ser humano, también elijo. A cada instante. Incluso cuando creo que no lo hago.
Hay mañanas en las que me despierto con el alma turbia, con el peso invisible de antiguas heridas. Pero he aprendido, en esta tierra de fuego y hielo, que no estoy condenado a repetir los errores del pasado ni a ser prisionero de lo que no pude controlar. La magia —esa que llamamos EnigmatiK— ocurre en el instante en que, frente al espejo del lago Ruca Choroy o bajo la mirada milenaria de un pehuén, me pregunto:
¿Qué decisión puedo tomar ahora que honre mi espíritu?
Y no hablo de grandes decisiones. A veces es tan simple como respirar profundo y soltar el juicio. Aceptar el presente como es. Elegir amar aunque duela. Caminar aunque no vea el camino.
Porque cada decisión, por minúscula que parezca, abre un nuevo portal.
Vivimos en un mundo que nos enseña a temer la incertidumbre. Pero los antiguos sabios —los mapuche, los místicos, los viajeros de lo invisible— sabían algo que estamos recordando: que no hay destino escrito en piedra. Que el futuro es un campo cuántico de posibilidades danzantes, esperando ser activadas por la vibración de nuestras decisiones.
Tu vida, la mía, la de todos, no es una línea recta. Es una espiral de conciencia. Y en cada giro, podemos elegir la dirección. Podemos abrir los ojos en medio del caos y decir: Aquí comienza algo nuevo. Aquí decido distinto.
Aluminé me ha enseñado que la verdadera libertad no es huir del mundo, sino sumergirse en él con la conciencia despierta. Cada día es una hoja en blanco, cada instante una semilla. ¿Qué futuro sembrarás con lo que elijas pensar, sentir, hacer... ahora?
Así como el crepúsculo anuncia el fin de la luz, también anuncia su renacimiento. No temas la oscuridad: en ella se gesta la nueva aurora.
Y cuando dudes, cuando la niebla te nuble la visión, recuerda esto:
Es maravilloso —y profundamente sagrado— saber que tu futuro depende de las decisiones que tomas a cada instante.
Porque tú eres el viajero, pero también el sendero.
El misterio... y quien lo despierta.
🎶 MusiK EnigmatiK — un viaje con el espíritu que nos transporta a lugares insospechados... más allá del crepúsculo. 🌄