The First Noel - Rick Wakeman - Christmas Portraits (2019)

La leyenda del teclado, Rick Wakeman, famoso en todo el mundo por su exitosa carrera de rock de alto perfil, especialmente con las bandas líderes Yes and The Strawbs y por sus codiciadas colaboraciones con los mejores artistas de la época, se complace en celebrar la temporada festiva con un nuevo álbum, "Christmas Portraits". Con todas las pistas elegidas y arregladas por el propio Wakeman, este álbum especial de temporada celebra la época favorita del año de Wakeman mientras interpreta música festiva familiar en su amado piano de cola Granary Steinway Modelo D. Rick ha cubierto mucho terreno musical durante su amplia carrera y aquí con "Retratos de Navidad", trae su toque personal a los clásicos navideños tradicionales.


Rick Wakeman - Christmas Portraits (2019)

01. The First Noel
02. In The Bleak Midwinter
03. Deck The Halls - Away In A Manger
04. The Holly & The Ivy - Mary's Boy Child
05. Silent Night
06. God Rest Ye Merry Gentlemen - Angels from the Realms of Glory
07. O Come All Ye Faithful - Hark The Herald Angels Sing - See Amid the Winter Snow
08. O Little Town Of Bethlehem
09. I Saw Three Ships - When A Child Is Born
10. O Holy Night
11. Coventry Carol - O Come, O Come, Emmanuel
12. A Winter's Tale
13. We Three Kings
14. Sussex Carol - It Came Upon A Midnight Clear

Duración total: 51:32 min.

Comentarios

  1. -Estas buscando el silencio de la montaña, pero lo buscas en el exterior. El silencio es accesible para ti ahora mismo, dentro de tu propio ser.- Ramana Maharshi.

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  2. Muchas gracias por la música de Navidad, en estas fechas la escucharemos bastante.

    “Al igual que una serpiente cambia de piel, debemos arrojar nuestro pasado una y otra vez.” - Siddhartha Gautama

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  3. Gracias a vos Edy, por comentar y por la frase! Saludos y Felices Fiestas!!!

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  4. "El susurro de Aluminé: un encuentro con el silencio interior"

    Hoy la primavera abraza Aluminé con un gesto suave. Camino por los senderos que serpentean entre los cerros, y siento cómo cada hoja, cada brizna de pasto, parece suspirar al ritmo de un tiempo que se ha detenido, aunque solo por un instante. El sol, amable y generoso, baña los valles en un dorado tibio, y las sombras de los álamos parecen dibujar mensajes secretos en la tierra húmeda. Es un día sereno, templado, donde la naturaleza respira en calma, como si hubiera decidido tomarse un respiro y recordarnos que el mundo no siempre exige movimiento.

    He aprendido, aquí, entre estos paisajes que hablan sin palabras, que la búsqueda del silencio no es un viaje que se realiza hacia afuera. Muchos creen que el sosiego de la montaña se encuentra solo entre piedras y ríos, en la altura donde el aire es más puro. Pero mientras observo el vuelo de un cóndor que se eleva sobre los cerros, comprendo la verdad de las palabras de Ramana Maharshi: “Estas buscando el silencio de la montaña, pero lo buscas en el exterior. El silencio es accesible para ti ahora mismo, dentro de tu propio ser.”

    El espíritu humano tiende a mirar hacia afuera, esperando encontrar la paz en escenarios ideales, en paisajes que parecen tener la capacidad de curar todas las heridas. Y sin embargo, aquí, en Aluminé, descubro que incluso mientras el viento acaricia el río y los pájaros dibujan danzas invisibles en el cielo, lo que realmente nos calma no es la belleza del entorno, sino la apertura de nuestra propia conciencia. El río murmura, sí, pero el murmullo no es más que un espejo; lo que nos habla de verdad es la quietud que se despierta dentro de nosotros al escucharlo.

    Cerrar los ojos bajo el sol tibio y sentir la tierra firme bajo los pies me recuerda que la tranquilidad no depende de la ausencia de ruido o de la soledad del paisaje. La tranquilidad depende de permitirnos existir sin juicio, de aceptar que el silencio verdadero no es la mutación del mundo exterior, sino el encuentro con el propio corazón. Cuando respiramos y dejamos que cada pensamiento, cada emoción, pase como nubes por el cielo de nuestra mente, nos damos cuenta de que llevamos un santuario dentro de nosotros, un espacio donde nada ni nadie puede perturbar nuestra paz.

    Hoy, entre los cerros y los valles, aprendo que cada paso que damos, cada inhalación y exhalación, es un acto de meditación viva. Que no hace falta escalar montañas ni viajar kilómetros para tocar la quietud: el silencio ya nos habita. Lo que nos falta es detenernos, escuchar, y permitirnos sentir que, aunque la vida ruja a nuestro alrededor, dentro de nosotros existe un lugar donde todo está en calma, donde la luz del sol siempre nos abraza y la naturaleza respira en sincronía con nuestro propio espíritu.

    Así, al final de este día templado, descubro que la verdadera montaña no está allá afuera. La montaña es la serenidad que nace dentro de cada uno de nosotros, y la primavera no solo florece en los cerros, sino en nuestro interior. Aluminé se convierte entonces en un símbolo, un espejo del alma, un recordatorio de que el viaje más profundo siempre comienza en casa: dentro de nosotros mismos.

    Respira. Observa. Permite que tu ser se serene. El silencio es tuyo, aquí y ahora.

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