David Arkenstone - Troika V: Kingdom Of The Sun (2003)

Troika, un grupo de tres miembros de la Costa Oeste que tocan música compuesta por David Arkenstone, envuelve la identidad de sus intérpretes en el anonimato. Ellos crean una experiencia auditiva irresistiblemente sugestiva en "Kingdom Of The Sun (Reino del Sol)". Teclados brillantes y acusadas atmósferas sugieren una ráfaga de rayos de sol que irrumpen a través de la niebla. Flautas y tambores mezclados con guitarras, gongs y sintetizadores nos llevan en un viaje en espiral. Las progresiones secuenciadas de "The Chariot (La carroza)" son muy polirítmicas dotadas de un sabor místico. El aura de misterio de Troika pretende centrarnos en la música de una rica aventura trascendental. A lo largo de la obra, los oyentes son guiados a un mundo de magia, leyendas y naturaleza idílica.

 

David Arkenstone - Troika V, Kingdom of the Sun (2003)

01. The Chariot
02. Sister of the Sun
03. The Messenger
04. Goddess of Love
05. The Warrior
06. The Giant
07. The Emperor
08. The Blue Titan
09. God of the Sea
10. God of the Shadows

Duración total: 53:23 min.

Comentarios

  1. “He aquí el camino, y lleva siempre consigo, impecable, numerosos mañanas.” Ko Un

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  2. El camino impecable y los numerosos mañanas

    "He aquí el camino, y lleva siempre consigo, impecable, numerosos mañanas." — Ko Un

    La vida es un sendero, muchas veces cubierto de niebla, otras bañado por una luz dorada que se filtra a través de las sombras. En cada paso que damos, se revela una parte de nosotros mismos. La frase de Ko Un no es solo una metáfora poética, sino un llamado a recordar que el camino no es algo que está “allí afuera”; el camino es uno mismo. Y cuando ese camino se recorre con presencia, integridad y belleza, se convierte en una fuente inagotable de nuevos comienzos.

    La música de Troika, especialmente en "Kingdom of the Sun", es la banda sonora perfecta para esta comprensión profunda. Sus notas no solo decoran el aire, sino que abren portales. Cada instrumento —la flauta que canta al viento, los tambores que marcan los latidos del alma, los sintetizadores que trazan constelaciones interiores— guía al oyente hacia un viaje donde lo espiritual se vuelve tangible.

    En "The Chariot", las secuencias polirrítmicas no solo son música; son movimiento, impulso, transformación. Nos recuerdan que cada día nos subimos a una carroza invisible que nos lleva hacia lo desconocido. Pero si subimos con conciencia, con gratitud, con la certeza de que nuestro andar puede ser impecable —no perfecto, sino genuino, noble, honesto—, entonces cada mañana se convierte en una bendición, no en una rutina.

    El anonimato de los integrantes de Troika es una lección sutil: lo importante no es quién toca, sino lo que se despierta dentro de ti al escuchar. El ego se disuelve, y lo esencial emerge. Así también debe ser el camino espiritual: no basado en el reconocimiento externo, sino en la autenticidad interior.

    Caminar impecablemente no es caminar sin errores. Es caminar con la decisión de aprender, de crecer, de transformar cada piedra en una oportunidad y cada caída en una fuerza renovada. Es vivir sabiendo que cada mañana es nueva, fresca, y que cada una puede ser mejor que la anterior si la abordamos con una actitud luminosa.

    La música de Troika, con su aire místico y su evocación de lo ancestral, nos invita a recordar que la vida es una aventura espiritual. Y que mientras más presentes estemos en el camino, más puertas se abrirán, más mañanas surgirán, más luz atravesará la niebla.

    He aquí el camino. Y sí: lleva siempre consigo, impecable, numerosos mañanas.

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