"Polar Shift: A Benefit For Antarctica (Cambio Polar: Un Beneficio para la Antártida)" es un recopilatorio de música New Age y ambiental, lanzado en el año 1991. Forma parte de un proyecto del Instituto Terramar, con el cual una parte de sus ingresos se comprometió a "La Sociedad Cousteau" y en beneficio a otras organizaciones ambientales que trabajaban para establecer el continente antártico como una reserva natural dedicada a la paz y a la ciencia. Música inspirado para ver el sol de medianoche con el acompañamiento perfecto para el medio ambiente. Una colección de música compilada tan convincente para observar las luces de la aurora polar. Música esperanzadora para que el continente helado de la Antártida sea preservado para las generaciones futuras.
Various Artists - Polar Shift, A Benefit for Antarctica (1991)
01. Vangelis - Theme from Antarctica
02. Yanni - Secret Vows
03. Chris Spheeris, Paul Voudouris - Pura Vida
04. Yanni - Song for Antarctica
05. Jim Chappell - Lullaby
06. Enya - Watermark
07. Steve Howe, Constance Demby, Paul Sutin - Polar Flight
08. John Tesh - Day One
09. Suzanne Ciani - Anthem
10. Constance Demby - Into Forever
11. Vangelis - Antarctic Echoes
12. Chris Spheeris - Field of Tears
13. Kitaro - Light of the Spirit
Duración total: 62:02 min.

"Después de escalar una montaña muy alta, descubrimos que hay muchas otras montañas por escalar". Nelson Mandela
ResponderEliminarLa vida es una sucesión de montañas invisibles, y cada una que escalamos nos abre la vista hacia otras más lejanas y desconocidas. Como decía Mandela: “Después de escalar una montaña muy alta, descubrimos que hay muchas otras montañas por escalar”. Y es que el alma humana, al igual que la naturaleza, nunca se detiene. Siempre hay un horizonte nuevo que nos invita a seguir avanzando.
ResponderEliminarAsí sucede también con la música. Este recopilatorio, Polar Shift, nos recuerda que no se trata solo de escuchar sonidos, sino de ascender con ellos hacia paisajes donde la belleza se vuelve conciencia. La música aquí reunida se convierte en un faro para lo invisible: nos lleva al frío resplandor de la Antártida, a esas tierras de hielo donde el sol se oculta y aparece en un ciclo eterno de misterio. Los artistas que participan en este proyecto no solo crearon melodías, sino que levantaron un puente espiritual entre el arte y la preservación de la vida. Escuchar estas piezas es como asomarse a un cielo polar lleno de auroras, de luces que se expanden como recordatorio de que el planeta respira con nosotros.
Cada nota parece un llamado a cuidar lo que todavía tenemos, a entender que la Tierra no es un recurso sino un templo. Y al oír estas atmósferas, podemos imaginar el eco del viento sobre las nieves eternas, el silencio profundo donde solo la voz del corazón tiene sentido. La Antártida, más que un continente, es un espejo del alma: vasta, pura, intacta, esperando ser honrada y no conquistada. Allí, en esa geografía extrema, se enciende la certeza de que todo lo que preservamos afuera, lo preservamos también dentro de nosotros.
Escalar la montaña de la conciencia ambiental es una de esas pruebas que la humanidad tiene por delante. Si lo logramos, descubriremos otras cumbres: la justicia, la paz, la unidad con todo lo que existe. Y si dejamos que la música nos guíe, podremos encontrar en su misterio la fuerza para seguir.
Hoy, mientras la nieve cae en Aluminé y el sol se abre tímidamente entre las nubes, siento que el frío exterior contrasta con el fuego que arde dentro. El corazón late como un volcán escondido bajo el hielo, con ganas de entregarse, de amar, de fundir en calor lo que parecía congelado. Porque así es la vida: mientras afuera todo parece inhóspito, dentro siempre hay un sol que espera desplegarse, una pasión que se abre paso como aurora en la noche polar.
Que este día sea una invitación a descubrir que siempre habrá nuevas montañas que nos esperan, y que el viaje nunca termina. Lo importante no es llegar, sino dejar que cada paso nos transforme. Y mientras tanto, dejar que la música nos acompañe, que el fuego interior nos guíe, y que el amor —ese secreto que enciende hasta la nieve más fría— siga siendo la verdadera brújula.
🌌 Ritual íntimo del día: cuando llegue el atardecer, sal al aire frío, respira hondo y deja que el vaho que exhalas se eleve como una ofrenda. Visualiza que con cada aliento liberas viejas cargas y dejas espacio para la pasión, la calidez y la claridad interior. Luego, en silencio, guarda ese fuego dentro de ti como un tesoro que nadie puede apagar.