"Enlightenment: Path of Ascension 3" (2025) marca un cierre trascendental en la trilogía conceptual de Midori, fusionando ambient, electrónica experimental y tintes espirituales. El álbum explora la iluminación como experiencia sensorial, guiando al oyente por un viaje introspectivo que transita desde la disonancia caótica hacia la armonía etérea. Midori emplea texturas sonoras complejas, voces procesadas y silencios estratégicos que invitan a la contemplación. Cada pista se siente como un peldaño hacia un estado superior de conciencia, logrando un equilibrio entre lo terrenal y lo místico. Con este trabajo, el artista no solo concluye una saga sonora, sino que redefine su identidad musical con una madurez emocional y técnica impresionante.
Midori - Enlightenment: Path of Acension 3 (2025)
01. Free Spirit
02. Gratitude
03. Love and Light
04. Fulfilment
05. Inner Peace
Duración total: 54:44 min.
01. Free Spirit
02. Gratitude
03. Love and Light
04. Fulfilment
05. Inner Peace
Duración total: 54:44 min.
🌄 Dejar Ser: Crónica desde Aluminé Más Allá del Crepúsculo
ResponderEliminarPor un caminante del alma en la Patagonia
Hay mañanas en Aluminé en las que el silencio parece hablar más que cualquier palabra. Uno se despierta con el crujir de las ramas, el murmullo del río, y una claridad que no viene del sol, sino de adentro. Es en esos instantes, suspendidos entre el sueño y la vigilia, cuando uno empieza a ver... no con los ojos, sino con el alma.
Aquí, en este rincón del sur, entre montañas sabias y lagos que han visto pasar más inviernos de los que podemos imaginar, aprendí que la naturaleza no se esfuerza. El pehuén no se apura en crecer, el viento no discute su rumbo, y el río Aluminé no se niega a las piedras: las rodea.
Durante años viví intentando controlar cada detalle. Creía que la seguridad estaba en las estructuras, en anticipar lo inesperado. Pero fue este lugar, y los silencios que habitan en él, lo que me enseñó a soltar. Me tomó tiempo entender que nada real puede ser forzado. Que el intento de retener lo que debe irse, es como tratar de atrapar el reflejo de la luna en el agua con las manos.
Un día, mientras caminaba por un sendero poco transitado cerca de Ruca Choroy, vi a un zorro detenerse frente a mí. No corrió. No me desafió. Solo me miró. Había en sus ojos una paz antigua, una aceptación profunda. En ese instante comprendí la frase de Lao Tzu: “Los sabios ven las cosas tal cual son, sin intentar controlarlas; dejan que cada cosa siga su curso.”
¿Cómo sería nuestra vida si pudiéramos vivir así?
¿Cómo sería despertar sin la urgencia de moldear el día, sin el peso de lo que debería ser?
Tal vez la verdadera sabiduría no está en aprender más, sino en desaprender. En dejar de forzar, de resistir, y simplemente estar.
En este mundo donde todo cambia tan rápido, donde la ansiedad se disfraza de productividad y el miedo se maquilla de metas, aprender a dejar ser es un acto revolucionario. No pasivo, no resignado. Sino profundamente activo: una decisión consciente de confiar en que hay un orden más grande que nuestra mente. Que no todo dolor es enemigo. Que cada final contiene una semilla.
Vivir en Aluminé me enseñó que hay algo sagrado en rendirse a la vida. No como quien se da por vencido, sino como quien se entrega al misterio. Porque es ahí, justo en ese punto donde soltamos el timón, cuando el viento cambia... y nos lleva más lejos de lo que jamás habríamos planeado.
Si estás leyendo esto, tal vez sientas que algo debe cambiar. Tal vez estés cansado de luchar contra la corriente. Si es así, detente. Respira. Mira el cielo. Y recuerda: no estás perdido. Solo estás aprendiendo a fluir.
Confía en el proceso.
Confía en el curso del río.
Y deja que el espíritu, como la música, te lleve más allá del crepúsculo.