Michael Hedges - Aerial Boundaries (1984)

"Aerial Boundaries" (1984) es una obra maestra revolucionaria del guitarrista Michael Hedges, que redefinió por completo las posibilidades expresivas de la guitarra acústica. Con una técnica innovadora de tapping, armónicos y afinaciones alternativas, Hedges crea paisajes sonoros de una profundidad emocional y complejidad rítmica sin precedentes. El álbum, grabado en gran parte sin overdubs, es una muestra pura de virtuosismo y sensibilidad, donde cada tema vibra con una energía orgánica, casi espiritual. Publicado por Windham Hill Records, "Aerial Boundaries" es considerado un hito dentro del género New Age y del fingerstyle moderno, influenciando a generaciones de músicos por su audaz belleza y su enfoque introspectivo y libre.

Michael Hedges - Aerial Boundaries (1984)

01. Aerial Boundaries
02. Bensusan
03. Rickover's Dream
04. Ragamuffin
05. After the Gold Rush
06- Hot Type
07. Spare Change
08. Ménage à Trois
09. The Magic Farmer

Duración total: 37:46 min.

Comentarios

  1. “La cura no es ganarle a la herida. Es aprender a caminar con ese pedazo roto. No hay batallas: hay realidades.” —Lorena Pronsky

    🌞❄️ Escuchar "Aerial Boundaries" es presenciar cómo una sola guitarra puede atravesar el alma. Michael Hedges no toca: confiesa.
    Sus cuerdas no luchan contra el silencio, lo habitan. Y es ahí donde la música se vuelve reflejo de la vida interior.
    Porque sanar no es corregir el pasado, sino encontrar una manera de hacer belleza con lo que duele.
    Como Hedges, que con técnicas insólitas creó algo que no existía antes, así también nosotros podemos transformar la herida en lenguaje.
    Este álbum no busca perfección, sino verdad. Y en esa búsqueda, nos invita a caminar con lo roto… y hacerlo resonar.

    ☀️🌬️🕊️ Diario del Viajero Interior
    Día helado, pero con sol.

    El cielo, despejado como una página en blanco.
    Todo cruje afuera: la escarcha, la madera al prenderse fuego,
    el silencio que queda tras la respiración fría.

    Y sin embargo, no duele.
    Hay algo amable en esta mañana quieta,
    como si la vida no tuviera apuro
    y supiera que algunas cosas
    solo se comprenden despacio.

    Hoy no quise empujar el día,
    ni resolver ninguna herida.
    Solo caminé un poco,
    dejé que el sol me tocara los párpados cerrados
    y sentí el calor exacto
    de seguir vivo
    aunque algo adentro esté roto.
    No hay urgencia.
    Solo realidad.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario