Be Thou My Vision - David Arkenstone - Be Thou My Vision (Celtic Hymns) (2008)

Después de llegar a California desde su Chicago rural a los 10 años, David se sumergió en toda la música que pudo encontrar. Pasó la escuela secundaria y la universidad en varias bandas y grupos de actuación, y luego cruzó el país varias veces tocando música popular. Finalmente se decidió a concentrarse en desarrollar su propio sonido, y cuando las computadoras y los instrumentos finalmente pudieron comunicarse entre sí, David supo que había llegado su hora. La música del mundo, el rock clásico y la nueva era son algunos de los estilos que disfruta hacer en un conjunto entretenido y aventurero. Ahora ha refinado una mezcla maravillosa que combina los mejores elementos del mundo acústico, con el mundo electrónico.


David Arkenstone - Be Thou My Vision (Celtic Hymns) (2008)
 

01. Be Thou My Vision
02. Sanctus
03. Celebration Jig
04. Amazing Grace
05. Deep Peace
06. Just as I Am
07. Lamb of God
08. The Water is Wide
09. In Christ Alone
10. You Are My God
11. I Am Thine, O Lord
12. Jesu, Joy of Man's Desiring

Duración total: 51:25 min.

Comentarios

  1. LA TRANSMUTACION

    En la crisis total, regida por la completa confusión, cada verdad ha sido transmutada para servir a los astutos. Ese astuto es el hombre viejo. El que sabe gratificar sus deseos, cualesquiera que sean éstos.

    El hombre nuevo es inteligente. El hombre nuevo comprende. El mundo nuevo es el de la comprensión y en él no hay lugar para la vieja astucia que decae y muere, porque la astucia es tangencial a la realidad. En el mundo nuevo, no se transmutan las realidades. La realidad se enfrenta y se comprende, por encima del dolor y del placer. Por encima de los deseos individuales o colectivos, pequeños o grandes.

    El hombre nuevo comprende cada verdad, porque sólo la inteligencia sincera penetra la médula de la verdad. Menosprecia con alegre tranquilidad las interrupciones de su camino. El hombre nuevo necesita aprender a estar sólo y triste en el centro de la realidad. El hombre nuevo necesita aprender a estar solo y alegre en el silencio sin pausa de la realidad. Y desde esa soledad, que no es tal, se intuye la comunión consigo mismo, con los otros hombres y con todo.

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