La séptima entrega de esta popular serie cuenta con canciones pop modernas dispuestas en el estilo de los cantos gregorianos cantados por monjes medievales. Las entregas anteriores de "Maestros del Canto" se convirtieron en best-sellers internacionales llegando a discos de oro en una docena de países, entre ellos Alemania, Francia, Australia, Sudáfrica y Singapur. Este grupo es el único en todo el mundo en que sus giras incluyen sedes que van desde las arenas a teatros y a iglesias históricas. La paz que surge a través de solo escuchar sus voces melodiosas es increíble! Su música es misteriosa y tiene una esencia mística encantadora que difícil de describir con palabras.
"Una búsqueda comienza siempre con la suerte del principiante y termina con la prueba del conquistador". Paulo Coelho
ResponderEliminar"Una búsqueda comienza siempre con la suerte del principiante y termina con la prueba del conquistador." (Paulo Coelho)
ResponderEliminarLa lluvia suave que cae en Aluminé hoy parece susurrar secretos antiguos, acariciando los techos, las hojas, el río, y llenando el aire de un perfume fresco y húmedo. Entre los guiños del sol que se filtran tímidamente entre las nubes, los árboles y las montañas adquieren un matiz dorado y violeta, como si el mundo mismo nos invitara a detenernos un instante y contemplar su delicada belleza. Escuchar la música de los monjes de Maestros del Canto en este contexto se vuelve un acto de magia silenciosa: sus voces, flotando entre el aire y la memoria, nos envuelven en un espacio donde el tiempo parece diluirse, donde la frontera entre lo visible y lo invisible se vuelve difusa.
Cada nota es una puerta, cada pausa es un respiro, y en medio de ese canto antiguo siento la suerte del principiante que Coelho menciona. Esa sensación de asombro que brota de lo desconocido, de abrirse sin miedo a un mundo que aún no comprendemos del todo. Pero la búsqueda no termina ahí. Más tarde, cuando la lluvia se intensifica y los rayos de sol se esconden tras la nube gris, surge la prueba del conquistador: enfrentarse a los propios miedos, a la resistencia interna, a la impaciencia del corazón que quiere resultados inmediatos. Es en esos momentos donde el alma se fortalece. El conquistador no siempre vence al mundo, sino que se vence a sí mismo, aprendiendo la paciencia, la humildad y la entrega.
Mientras tanto, en mi propio viaje interior, descubro que estas voces místicas son espejos. Cada canto refleja algo dormido dentro de mí: memorias, deseos, dudas y alegrías que se entrelazan en una danza silenciosa. Siento cómo mi cuerpo se relaja y mi mente se aquieta, mientras la melodía me recuerda que la verdadera búsqueda no está en alcanzar un punto final, sino en transitar cada paso con atención, con amor y con respeto por la experiencia que se vive en el ahora. Observar la lluvia, escuchar el murmullo del río, dejar que los rayos de sol se cuelen por entre las ramas: todo se convierte en un ritual de presencia, en un acto de compasión hacia uno mismo.
Más allá del crepúsculo que ya se acerca, cuando las sombras comienzan a teñir de violeta los contornos de las montañas, la música se transforma. Dejan de ser solo voces; se convierten en un hilo invisible que conecta lo cotidiano con lo eterno. El viajero interior comprende entonces que su destino no está en un lugar físico, sino en la manera en que abraza cada instante, en cómo se relaciona con cada emoción y en la capacidad de sostener la calma mientras la vida se despliega. La lluvia, el sol y la música se funden en un solo susurro que dice: cada paso cuenta, cada gesto importa, cada momento de atención es un triunfo.
Hoy el propósito es claro: practicar la paciencia y la compasión con uno mismo, reconocer la belleza en lo sencillo y abrir el corazón a cada experiencia. No hay urgencias, no hay comparaciones, solo la quietud que permite escuchar el canto interno, sentir la lluvia en la piel y comprender que toda búsqueda es infinita. Y al final, cuando la noche comience a envolver el paisaje, sabré que cada instante vivido con conciencia me acerca a esa victoria silenciosa del conquistador: la de quien aprende a caminar con el alma despierta, con la mirada atenta y el corazón abierto.