Alexander Sussman - Sonic Calm 2 (2025)

"Sonic Calm 2", el más reciente álbum de Alexander Sussman, representa una exploración sonora profunda y delicada que invita al oyente a transitar por un refugio interno de serenidad y contemplación. Compuesto por nueve pistas, incluyendo “Hymn”, “Twilight” y la introspectiva “Sonic Calm”, el disco combina melodías lentas y armonías luminosas con texturas electrónicas sutiles, creando un ambiente meditativo y envolvente. La fusión de su formación clásica con elementos modernos permite que cada tema funcione como una pequeña pausa consciente, un espacio de conexión entre el exterior agitado y el silencio interior. Es un álbum ideal para la introspección, la relajación o simplemente para quienes buscan calma, equilibrio y presencia en su vida cotidiana.

Alexander Sussman - Sonic Calm 2 (2025)

01. Hymn
02. Hygge
03. Twilight
04. Nocturne
05. Reverie
06. Hypnagogia
07. Introspection
08. Retreat
09. Sonic Calm

Duración total: 46:26 min. 

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  1. Donde la Calma Despierta: El Valor de Perdonar en la Primavera de Aluminé

    La mañana primaveral en Aluminé tiene una forma especial de amanecer: no irrumpe, susurra. A finales de noviembre, cuando las nieves se retiran a las altas cumbres y el aire se vuelve más limpio que cualquier pensamiento, uno siente que la luz entra primero por dentro, y recién después por las ventanas. A esta hora, mientras el sol se posa sobre el río y despierta lentamente a los coihues, me dejo envolver por Sonic Calm 2, el nuevo viaje sonoro de Alexander Sussman.

    Hay algo en este álbum —particularmente en “Hymn” y “Twilight”— que provoca una resonancia íntima, como si uno caminara descalzo por un sendero que ya conoce, pero que cada vez revela un matiz nuevo. Las melodías parecen deslizarse entre las montañas y regresar amplificadas, invitándome a un refugio interno donde los pensamientos dejan de empujar y empiezan a flotar.

    En esta calma, inevitablemente surge un tema que este paisaje y esta música hacen imposible seguir postergando: el perdón.
    No el perdón fácil, el que se pronuncia sin sentir,
    sino el que renueva,
    el que desata el nudo que uno mismo lleva colgado desde quién sabe cuándo.

    Indira Gandhi decía que el perdón es virtud propia de los valientes. Desde aquí, donde la inmensidad hace pequeño todo orgullo, esa verdad retumba con una claridad casi radical. Perdonar no es olvidar ni permitir que lo que nos dolió regrese disfrazado; perdonar es recuperar el territorio interior que alguna herida dejó en ruinas.

    Mientras escucho la pista “Sonic Calm”, percibo cómo la música funciona como una brújula suave hacia ese territorio perdido. Hay una nota sostenida que parece decir:
    “Mírate sin juicio, respira sin miedo, vuelve a comenzar.”
    Y quizá allí radique la valentía: en permitirse volver a empezar.

    La cultura de Aluminé, con su respeto profundo por la tierra, por el silencio y por los ciclos, me ha enseñado que todo proceso interno es también un proceso natural. Nada florece sin antes haber pasado por el invierno. Nadie perdona sin haberse encontrado primero con su propia fragilidad. Aquí, donde los lagos guardan historias de viento y las comunidades mapuche te recuerdan que cada ser tiene un kvme felen —un equilibrio posible— uno entiende que la sanación no es un acto repentino, sino un camino.

    Y en ese camino, Sonic Calm 2 se vuelve una compañía luminosa. Cada pista es como un pequeño ritual, un espacio donde el mundo exterior deja de exigir y el silencio interior comienza a explicar. En “Twilight”, especialmente, el sonido se siente como el instante exacto en que el día se rinde a la tarde: ni derrota ni victoria, sólo transformación. Quizá el perdón sea justamente eso: una transición hacia una versión más liviana de uno mismo.

    Hoy, mientras el perfume del maitén recién florecido atraviesa la ventana, comprendo que perdonar no es un regalo para quien nos hirió, sino para quien desea caminar sin lastre. Es un acto de libertad.
    Un acto profundamente creativo.
    Porque cuando uno perdona, crea espacio;
    y cuando crea espacio, algo nuevo puede nacer.

    Tal vez por eso este álbum se siente tan necesario. Nos invita a escucharnos como quien escucha un arroyo escondido: sin apuro, sin expectativas, con la certeza de que en ese murmullo hay una verdad que nos pertenece. El viaje sonoro de Sussman nos recuerda que la serenidad no es un lugar al que se llega, sino un estado desde el que se mira.

    Y desde aquí, desde esta mañana tibia en Aluminé, sólo puedo concluir que ser valiente no siempre implica avanzar con fuerza, sino detenerse lo suficiente para sanar. Perdonar es, en el fondo, un acto de amor hacia el futuro que queremos construir. Un futuro en el que el espíritu puede viajar —como propone MusiK EnigmatiK— a lugares insospechados más allá del crepúsculo.

    Un futuro ligero.
    Un futuro posible.
    Un futuro valiente.

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